La diversificación no es sino la práctica de distribuir las inversiones sobre diferentes metas y objetivos, con la finalidad de limitar la exposición a imprevistos que generen pérdidas. Esta práctica ha sido diseñada para ayudar a reducir la volatilidad de los proyectos, en el mediano y largo plazo.
Una de las claves para una inversión exitosa, consiste en aprender cómo balancear el nivel de confort frente al riesgo. Por ejemplo, el Invertir de forma demasiado conservadora el dinero de jubilación en una edad temprana, podría conllevar a que la tasa de crecimiento de esta inversión, no se condiga con los índices inflacionarios.
Por otro lado, si en el mismo escenario, se invierte el dinero de jubilación a una edad mayor, se puede exponer dicho dinero a la volatilidad del mercado, y lo que es peor, a una edad en la cual las posibilidades de recuperar las pérdidas son menores.
Una forma inteligente de equilibrar el riesgo y la recompensa en una cartera de inversión, consiste en diversificar los activos. En primera instancia, esto podría sonar sencillo, pero en realidad implica un cierto grado de complejidad, pero el esfuerzo vale la pena; una correcta diversificación ayuda a mitigar el riesgo reduciendo no sólo el número, sino la gravedad de los altibajos.
Un viejo al agio dice: “no coloques todos los huevos en una sola canasta”. Esto refleja de manera cabal, la filosofía detrás de la diversificación en las inversiones. Hoy en día, vivimos una época en la cual la volatilidad del mercado es una regla. En determinado momento, una empresa puede estar boyante, sin embargo diferentes factores locales y globales podrían revertir la tendencia de improviso y colocar a dicha empresa en una perspectiva cuesta arriba.
Entendamos por portafolio, a una serie de inversiones, algo que va ineludiblemente ligado al factor riesgo. Y ya que estamos hablando del riesgo, otra regla inamovible es: “A más riesgo, más rentabilidad”. Es aquí donde entra a tallar la diversificación, la cual es clave para amortiguar el impacto de imprevistos y finalmente lograr que la capitalización siga su marcha.
De esto se desprende, que la diversificación debe partir por un correcto análisis de riesgo, elemento al que se le debe dedicar el tiempo necesario pues es de vital importancia para una correcta planificación de la diversificación.